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Caucasia ha crecido rápidamente durante la última década. El apelativo de Capital del Bajo Cauca se debe, en gran parte, a la actividad socioeconómica presente en este sitio estratégico que une a Antioquia con el norte del país.
En estos momentos en el municipio se han ubicado importantes empresas que han cambiado, por decirlo así, las dinámicas de un pueblo al de una ciudad pequeña que crece y crece a la luz de sus habitantes. Muchos de los pobladores tiene los ojos puestos en dos importantes obras que vislumbran un importante progreso, se trata de la biblioteca pública y la ciudadela educativa y cultural Panzenú. La primera esta ubicada al lado de la sede administrativa del municipio, y la segunda al frente de la U. de A. seccional Bajo Cauca. Eso es lo que la mayoría de la gente sabe, pero… ¿Qué hay detrás de las fachadas de estas obras? Es muy común encontrarnos construcciones públicas que presentan inconsistencias por falta de recursos o por mal manejo de los mismos, este parece ser un fantasma que rodea por estos tiempos a las dos obras. Según el ingeniero Luís Carlos Monterrosa, secretario de obras públicas de Caucasia, estos dos proyectos presentan anomalías de todo tipo: fallas en la contratación de mano obra poco calificada, utilización de materiales de mala calidad, demoras en la adjudicación de recursos, incongruencias entre los informes del contratista con el veedor asignado por el departamento, son sólo varias de las causas que han llevado a estas dos edificaciones a estar casi en obra negra, pues sólo se ve uno que otro obrero laborando en éstas. Para Monterrosa, los problemas provienen en gran parte a la rapidez con que la administración anterior inició estos trabajos sin tener en cuenta varios estudios, entre ellos, los de prefactibilidad. “La ciudadela y la biblioteca son muy lindas en la maqueta, pero a la hora de la verdad no son lo que parecen” asevera Monterrosa. Sin embargo, parecería que este secretario desvirtúa su responsabilidad bajo la anterior administración, pues en su relato manejó un tono cínico y evasivo ante varias preguntas. Pero lo preocupante no es esto sino que la mayoría de la comunidad desconoce lo que pasa, por no decir toda. Entonces, ¿acaso no es una responsabilidad de estos funcionarios denunciar ese tipo de inconsistencias si son ciertas? Por otro lado, Alexandra Jaramillo, encargada de la actual biblioteca municipal, irradia un gran entusiasmo cuando habla de la que se convertirá en su nueva casa. Ella al igual que muchos caucasianos espera y esperan con beneplácito la culminación de estos proyectos, que en el plano dicen una cosa y la realidad es otra. “La ciudadela y la biblioteca son obras que cambiarán la imagen de nuestro municipio y aportarán al desarrollo de toda la comunidad”, dice Jaramillo con una desbordante alegría. Sólo queda esperar en que acaba todo esto, esperemos que al final la comunidad no sea la más afectada.